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jueves, 31 de octubre de 2019

Oración de desagravio y reparación para este 31 de octubre

Oración de desagravio a Jesús Sacramentado


Señor perdona todos los sacrilegios eucarísticos. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todas las santas comuniones indignamente recibidas. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todas las profanaciones al santísimo sacramento del altar. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todas las irreverencias en la Iglesia. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todas las profanaciones, desprecios y abandono de los sagrarios. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todos los que han abandonado la iglesia. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todo desprecio de los objetos sagrados. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todos los pecados del ateísmo. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todos los insultos a tu santo nombre. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona toda la frialdad e indiferencia contra tu amor de redentor. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todas las irreverencias y calumnias contra el Santo Padre. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todo desprecio de los obispos y sacerdotes. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todo desprecio hacia la santidad de la familia. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todo desprecio a la vida humana. (Te lo ruego escúchame).

Oración de desagravio y reparación para este 31 de octubre

Acto para desagraviar y congraciarse al Sagrado Corazón de Jesús


“Oh Corazón clementísimo de Jesús, divino propiciatorio, por el cual prometió el Eterno Padre que oiría siempre nuestras oraciones: yo me uno con vos para ofrecer a vuestro Eterno Padre este mi pobre y mezquino corazón, contrito y humillado en su divino acatamiento, y deseoso de reparar cumplidamente sus ofensas, en especial las que vos recibís de continuo en la Eucaristía, y señaladamente las que yo, por mi desgracia, también he cometido.
Quisiera, divino Corazón, lavar con lágrimas y borrar con sangre de mis venas las ingratitudes con que todos hemos pagado vuestro tierno amor. Junto mi dolor, aunque tan leve, con aquella angustia mortal que os hizo en el huerto sudar sangre a la sola memoria de nuestros pecados.
Ofrecédselo, Señor, a vuestro Eterno Padre, unido con vuestro amabilísimo Corazón. Dadle infinitas gracias por los grandes beneficios que nos hace continuamente, y supla vuestro amor nuestra ingratitud y olvido.
Concededme la gracia de presentarme siempre con gran veneración ante el acatamiento de vuestra divina Majestad, para resarcir de algún modo las irreverencias y ultrajes que en vuestra presencia me atreví a cometer, y que de hoy en adelante me ocupe con todo mi conato en atraer con palabras y ejemplos muchas almas que os conozcan y gocen las delicias de vuestro Corazón.
Desde este momento me ofrezco y dedico del todo a dilatar la gloria de este sacratísimo y dulcísimo Corazón. Le elijo por el blanco de todos mis afectos y deseos, y desde ahora para siempre constituyo en él mi perpetua morada, reconociéndole, adorándole y amándole con todas mis ansias, como que es el Corazón de mi amabilísimo Jesús, de mi Rey y soberano dueño, Esposo de mi alma, Pastor y Maestro, verdadero Amigo, amoroso Padre, Guía segura, firmísimo Amparo y Bienaventuranza. Amén”.

Oración de desagravio y reparación para este 31 de octubre

Oración de reparación al divino rostro de Jesús


“Por la Señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Amado Señor, por medio del Doloroso e Inmaculado Corazón de María: Te ofrezco estas oraciones en reparación por los pecados que más ofenden a Dios en estos tiempos modernos —los pecados de blasfemia, sacrilegio e irreverencia al Santísimo Cuerpo y Sangre de Nuestra Señor Jesucristo; la profanación de Templos y Santuarios, y del Domingo y días santos de precepto:
Un Padrenuestro, Avemaría y Gloria”.

Oración de desagravio y reparación para este 31 de octubre

Acto de desagravio del Papa Pío XI


“¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.
Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.
Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.
¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.
¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén”.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Oración para Pedir PRUDENCIA

Hacedme prudente en mis determinaciones.



Fuerte, con vuestra Gracia, en los peligros.
Paciente y manso en las pruebas y sufrimientos.
Humilde y agradecido, en las alegrías y prosperidades.

Señor Jesús:
Dame la pureza y limpieza de mi cuerpo.
La santificación de mi alma.
La modestia de mis sentidos.
Y una conducta edificante y llena de caridad con mis prójimos.

Cristo mío, concédeme la Gracia especial de cumplir Tu Voluntad inmediatamente, con alegría, con amor y cada vez mucho mejor. 

Amén.

Padre Nuestro. Avemaría y Gloria.

lunes, 26 de agosto de 2019

ORACIÓN PARA DEJAR EL EGOCENTRISMO

¡Señor, quiero aprender de ti esa enseñanza que nos has dejado en el camino hacia la humildad: olvidarme de mi mismo para curar mi soberbia y mi egoísmo, para sanar esa enfermedad de mi alma que tanto dolor produce, para evitar tener esa mirada ruin de la vida, para evitar juzgar a los demás y mirarme en el espejo de mi indignidad, para olvidarme de que el hombre es respetado por ti cuando se abaja y se olvida de sí y, en su pequeñez, hace grande su entrega a los demás!

¡Señor, quiero caminar haciendo tu voluntad, guardando tus preceptos, buscándote de corazón sin cometer iniquidad ni seguir mi propio interés!

¡Señor, quiero ser consciente de que encontraré el reino allí donde te deje reinar, donde deje que tu justicia, tu amor y tu paz ocupen el lugar de mis torpezas!

¡Ven y quédate en mi, Señor Jesús, en mi vida diaria y toma posesión de mi para que sepa gobernar y perdonar, santificar e iluminar, para que me esfuerce en ordenar todas las cosas para el bien de todos y para renovarme por tu fuerza, tu gracia y tu misericordia!

¡Ven Espíritu Santo, llena mi corazón con el fuego de tu amor


jueves, 11 de julio de 2019

San Benito Abad - Santo Patrono del MCSL San Benito Abad


Benito de Nursia

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Benito de Nursia
Frari (Venice) - Sacristy - triptych by Giovanni Bellini - Saint Benedict of Nursia and Saint Mark.jpg
Fundador de la Orden Benedictina
Patrono de Europa
Abad
NombreBenedetto da Norcia
Nacimientoca. 480
NursiaPerugiaImperio Bizantino
Fallecimiento21 de marzo de 547
Abadía de MontecasinoPiumarolaImperio Bizantino
Venerado enIglesia católicaIglesia ortodoxaIglesia Luterana
Canonización1220 por Honorio III
Principal santuarioAbadía de Montecasino
Abadía de Fleury
Orden religiosaOrden de San Benito Ver y modificar los datos en Wikidata
Festividad21 de marzo Vetus ordo
11 de julio Novus ordo
14 de marzo Bizantino
Patronazgo
Benito de Nursia (NursiaUmbría480-MontecasinoLacio21 de marzo de 547) fue un monje cristiano, considerado el iniciador de la vida monástica en Occidente. Fundó la orden de los benedictinos cuyo fin era establecer monasteriosbasados en la autarquía, es decir, autosuficientes; comúnmente estaban organizados en torno a la iglesia de planta basilical y el claustro. Es considerado patrón de Europa y patriarca del monacato occidental. Benito escribió una reglapara sus monjes, conocida luego como la «Santa Regla», que fue inspiración para muchas de las otras comunidades religiosas.

Biografía[editar]

Era hijo de un noble romano de Nursia, la moderna Norcia, en Umbría. Una tradición que Bede acepta lo convierte en un gemelo con su hermana Escolástica. Si 480 es aceptado como el año de su nacimiento, el año en que abandonó sus estudios y abandonó el hogar sería el año 500. La narrativa de San Gregorio hace que sea imposible suponer que tiene menos de 20 años en ese momento. Tenía la edad suficiente para estar en medio de sus estudios literarios, para comprender el verdadero significado y el valor de la vida disoluta y licenciosa de sus compañeros, y de haber sido profundamente afectado por el amor de una mujer. Estaba al comienzo de la vida, y tenía a su disposición los medios para una carrera como noble romano; Claramente no era un niño.
Benito fue enviado a Roma para estudiar, pero se sintió decepcionado por la vida que encontró allí. No parece haber salido de Roma con el propósito de convertirse en ermitaño, sino solo en encontrar un lugar alejado de la vida de la gran ciudad. Se llevó a su vieja enfermera con él como sirviente y se establecieron para vivir en Enfide. Enfide, que la tradición de Subiaco identifica con el Affile moderno , se encuentra en las montañas Simbruini, a unas cuarenta millas de Roma y dos de Subiaco.
A poca distancia de Enfide se encuentra la entrada a un valle estrecho y sombrío, que penetra en las montañas y conduce directamente a Subiaco. El camino continúa ascendiendo, y el lado del barranco, en el que corre, se vuelve más inclinado, hasta que se llega a una cueva por encima de la cual la montaña ahora se eleva casi perpendicularmente; mientras que a la derecha, cae en un rápido descenso hacia donde, en los días de San Benito, 500 pies (150 m) más abajo, se encuentran las aguas azules del lago. La cueva tiene una gran abertura de forma triangular y tiene unos diez pies de profundidad. En su camino desde Enfide, Benito encontró a un monje, Romanus of Subiaco, cuyo monasterio estaba en la montaña sobre el acantilado que sobresale de la cueva. Romanus había discutido con Bonitos el propósito que lo había llevado a Subiaco, y le había dado el hábito del monje. Por su consejo, Benedicto se convirtió en un ermitaño y, durante tres años, desconocido para los hombres, vivió en esta cueva sobre el lago.
Gregorio nos cuenta poco de estos años. Ahora habla de Benedicto ya no como un joven ( puer ), sino como un hombre ( vir ) de Dios. Romano , nos dice Gregorio, sirvió al santo en todo lo que pudo. El monje aparentemente lo visitaba con frecuencia, y en días fijos le traía comida.
Durante estos tres años de soledad, roto solo por comunicaciones ocasionales con el mundo exterior y por las visitas de Romanus, Benedict maduró tanto en mente como en carácter, en conocimiento de sí mismo y de su prójimo, y al mismo tiempo no se convirtió Simplemente conocido, pero asegurado el respeto de, los que le rodean; tanto que a la muerte del abad de un monasterio en el barrio (identificado por algunos con Vicovaro), la comunidad vino a él y le rogó que se convirtiera en su abad. Benito conocía la vida y la disciplina del monasterio y sabía que "sus modales eran diferentes a los suyos y, por lo tanto, que nunca estarían de acuerdo. Sin embargo, vencidos con su súplica, dio su consentimiento" (ibid., 3). El experimento fracasó; Los monjes trataron de envenenarlo. La leyenda cuenta que primero intentaron envenenar su bebida. Rezó una bendición sobre la copa y la copa se hizo añicos. De este modo abandonó el grupo y volvió a su cueva en Subiaco. Allí vivía en el barrio un sacerdote llamado Florentius que, movido por la envidia, intentó arruinarlo. Intentó envenenarlo con pan envenenado. Cuando rezó una bendición sobre el pan, un cuervo entró y se llevó el pan. A partir de este momento sus milagros parecen haberse hecho frecuentes, y muchas personas, Atraído por su santidad y carácter, vino a Subiaco para estar bajo su guía. Al fallarle enviándole pan venenoso, Florentius intentó seducir a sus monjes con algunas prostitutas. Para evitar más tentaciones, en aproximadamente 530 Benedicto salió de Subiaco. Fundó 12 monasterios en las cercanías de Subiaco y, finalmente, en 530 fundó el gran monasterio benedictino de Monte Cassino, que se encuentra en una colina entre Roma y Nápoles.
Durante la invasión de Italia, Totila , rey de los godos , ordenó a un general que usara sus ropas reales y que viera si Benito descubrirá la verdad. Inmediatamente el Santo detectó la suplantación, y Totila vino a darle el debido respeto.

Iconografía[editar]

San Benito de Nursia, obra de Vicente Berdusán ubicada en el Real Monasterio de Santa María de Veruela. Este pintor barroco español representó a san Benito como un anciano vestido con hábito negro y con sus atributos iconográficos más frecuentes: el báculo en su mano derecha y el libro de la Regula en su mano izquierda.
A Benito se le representa habitualmente con el libro de la Regla, una copa rota, y un cuervo con un trozo de pan en el pico, en memoria del pan envenenado que recibió Benito de un sacerdote de la región de Subiaco que le envidiaba. Gregorio Magnocuenta que, por orden de Benito, el cuervo se llevó el pan a donde no pudiera ser encontrado por nadie.

Devoción[editar]

Algunos creyentes invocan a Benito para protegerse contra las picaduras de las ortigas, el veneno, la erisipela, la fiebre y las tentaciones.
Es patrono de los archiveros, agricultores, ingenieros, curtidores, moribundos, granjeros, de la villa Heerdt cerca de Düsseldorfen Alemania, del pueblo San Benito cerca de Jipijapa en Ecuador, de enfermedades inflamatorias, de los arquitectos italianos, de Monreal del Llano en Cuenca (España), de los que padecen enfermedades de riñón, de los monjes, de la villa de Nursia (su ciudad natal), de Italia, de los religiosos (entiéndase pertenecientes a congregaciones religiosas), de los escolares, de los criados, de los espeleólogos.
Las reliquias de Benito están conservadas en la cripta de la abadía de Saint-Benoît-sur-Loire (Fleury), cercana a Orleans y de Germigny-des-Prés, donde se encuentra una iglesia carolingia, en el centro de Francia. También se encuentra un hueso del cráneo de San Benito en Monreal del Llano en Cuenca (España).
Se creó un galardón con su nombre, que fue recibido por el entonces cardenal Joseph Ratzinger (conocido posteriormente como Benedicto XVI) el 1 de abril de 2005.
Por su parte, su nombre figura en el Calendario de Santos Luterano.
En las Islas Canarias (España) cada año se celebra la Romería de Regional San Benito Abad, el segundo domingo de julioen la ciudad de San Cristóbal de La Laguna (Tenerife). Declarada de Interés Turístico Nacional, es la romería más representativa de Canarias,1​ en la que participan grupos venidos desde todos los rincones del archipiélago quienes le rinden culto con devotas oraciones2​. Además, es la única romería de Canarias en ostentar el título de "Regional" (es decir, de toda la región canaria).3​ Se la considera también entre las romerías más importantes de España.4​ San Benito es el histórico patrono de los campesinos y agricultores de la isla de Tenerife.

Regla de San Benito[editar]

La Regula monasteriorum, que consta de 73 capítulos y un prólogo, fue retomada por Benito de Aniano en el siglo IX, antes de las invasiones normandas. Él la estudió y codificó, dando origen a su expansión por toda la Europa carolingia, aunque fue adaptada para restar importancia a los trabajos manuales frente a la liturgia y a los monjes. Posteriormente, la Regla de San Benito adquirió gran importancia en la vida religiosa europea durante la Edad Media, gracias a la Orden de Cluny y a la centralización de todos los monasterios bajo esta Regla, encabezados por los cluniacenses. En el siglo XI apareció la reforma del Císter, que buscaba recuperar un régimen benedictino más ajustado a la Regula. Otras reformas (como la camaldulense, la olivetana o la silvestrina) han buscado también revivir diferentes aspectos de la Regla de San Benito.
A pesar de diferentes momentos históricos, en los cuales la indisciplina, las persecuciones o las agitaciones políticas han hecho decaer la práctica de la Regla de San Benito o han diezmado la población monástica, los monasterios benedictinos han mantenido en todos los tiempos un gran número de religiosos y religiosas. Actualmente siguen la Regla de San Benito alrededor de 700 monasterios masculinos y unos 900 monasterios y casas religiosas femeninas, ubicados en los cinco continentes. Se incluyen en esta cifra monasterios de confesión protestante, tanto anglicanos como luteranos.
Su influencia en el monacato es considerable tanto en occidente como en el mundo, especialmente en lo que concierne a la vida intelectual del cristianismo. Esta Regla es un modelo de vida colectiva, tomada como ejemplo en la organización de algunas empresas.
Sobre las diferentes ediciones de la Regla, el padre García M. Colombàs, monje de Montserrat (CataluñaEspaña), registra en su edición el siguiente dato: "Entre 1930 y 1968-69, según datos provisionales, vieron la luz 60 ediciones en latín, 32 en alemán, 31 en inglés, 30 en francés, 21 en italiano, 9 en holandés, 4 en español, 2 en checo, croata húngaro, portugués y japonés, y 1 en catalán, irlandés, árabe y coreano" (p. 24)

Véase también[editar]

San Benito con el Libro de la Regla, por Andrea Mantegna.

Referencias[editar]

Enlaces externos[editar]