Señor de los Milagros: A tus plantas nos
postramos para hacerte entrega de cuanto constituye nuestro hogar: personas y
casa material, intereses y preocupaciones, alegrías y tristezas, proyectos y
logros.
Te consagramos nuestras personas: los
padres que tienen la primera responsabilidad, la principal obligación social y
religiosa; los jóvenes que requieren el buen ejemplo y el estímulo de los
mayores; los niños que miran en quienes les preceden el camino que han de
seguir y la meta que pretenden alcanzar.
Te consagramos nuestra casa: los techos que
la cubren, como recuerdo de tu asistencia Providencial; las paredes que la
limitan y sustentan; las ventanas por donde penetra la alegría de la luz y el
aire vital; las puertas que se abren para que entren los amigos a compartir lo
nuestro y por donde salimos al trabajo y a irradiar nuestra vida en el mundo,
cuya suerte es en gran parte la nuestra.
Te consagramos la mesa, en la cocina donde
preparamos y saboreamos el pan de cada día, fruto de nuestras labores y señal
de tu bondad que fecunda la tierra. Te entregamos nuestros días y nuestras
noches de reposo. Esperamos reencontrarnos, al amparo de la familia eterna,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, de cuya fuente recibimos la vida.
Jesús, María y José vivan en nuestra casa
con su protección amorosa hasta que llegue la realidad de la esperanza en el
hogar eterno.
Amén.
Tomado del libro Oremos viviendo el amor y la misericordia de
Dios No 3