"Señor, Dios Rey Omnipotente, en tus manos están puestas todas las cosas; si quieres salvar a tu pueblo, nadie puede resistir a tu voluntad. Tu hiciste el cielo y la tierra y todo cuanto en ellos se contiene; Tú eres el dueño absoluto de todas las cosas; ¿quién podrá pues resistir a tu Majestad? Por tanto, Señor Dios de Abraham, ten misericordia de tu Pueblo porque nuestros enemigos quieren perdernos y exterminar tu herencia. Así Señor, no desprecies esta parte que redimiste con el precio de tu Sangre. Oye Señor nuestras oraciones; se favorable a nuestra suerte y haz que nuestro llanto se convierta en alegría, para que viviendo alabemos tu Santo Nombre y continuemos alabándolo eternamente". (Esther 4,17 ss).
Padre Celestial, dígnate librarnos y guárdanos sanos, de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus del mal, por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
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