Jesús, manso y humilde de Corazón, -Óyeme. [Después de cada frase decir: - Líbrame, Jesús.] Del deseo de ser lisonjeado, Del deseo de ser alabado, Del deseo de ser honrado, Del deseo de ser aplaudido, Del deseo de ser preferido a otros, Del deseo de ser consultado, Del deseo de ser aceptado, Del temor de ser humillado, Del temor de ser despreciado, Del temor de ser reprendido, Del temor de ser calumniado, Del temor de ser olvidado, Del temor de ser puesto en ridículo, Del temor de ser injuriado, Del temor de ser juzgado con malicia, [Después de cada frase decir: - Jesús, concédeme la gracia de desearlo.] Que otros sean más amados que yo, Que otros sean más estimados que yo, Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse, Que otros sean alabados y de mí no se haga caso, Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil, Que otros sean preferidos a mí en todo, Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda, Oración Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.
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viernes, 30 de septiembre de 2016
martes, 27 de septiembre de 2016
Oración para salir de la tristeza
Pasará
Hoy
señor me siento triste
muy cansado de luchar
pero sé que con tu ayuda
todo esto PASARÁ
Hoy debo luchar conmigo
aceptar como son los demás
pero sé que con tu ayuda
todo esto PASARÁ
Si no es buena mi salud
y no veo brillar el sol
yo sé que con tu ayuda
todo esto PASARÁ
Dame Señor fortaleza
llena mi vida de amor
porque sé que con tu ayuda
todo esto PASARÁ.
Amén.
muy cansado de luchar
pero sé que con tu ayuda
todo esto PASARÁ
Hoy debo luchar conmigo
aceptar como son los demás
pero sé que con tu ayuda
todo esto PASARÁ
Si no es buena mi salud
y no veo brillar el sol
yo sé que con tu ayuda
todo esto PASARÁ
Dame Señor fortaleza
llena mi vida de amor
porque sé que con tu ayuda
todo esto PASARÁ.
Amén.
lunes, 26 de septiembre de 2016
EXORCISMO DE LEÓN XIII COMPLETO
EXORCISMO DE LEÓN XIII COMPLETO
EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES
Publicado por orden de Su Santidad León XIII
Primero debe rezarse, como todos los días el Rosario de la Virgen y después el Exorcismo del Papa León XIII. ¡Todos los días!
Jesús nos dice lo siguiente:
Hijos míos: haced el Exorcismo de mi amado Arcángel Miguel, dictado a mi siervo el Papa León XIII, todas las veces que podáis y propagad su devoción. Si supierais hijos míos las gracias y la protección que os brindo a través de esta poderosa armadura, ¡si lo supierais!, ¡entonces la utilizaríais más frecuentemente y propagaríais su devoción! Yo, vuestro Padre, a través de mi amado Arcángel Miguel., expulso y protejo de toda fuerza del mal a todos aquellos que hagan y propaguen su devoción. De los lugares donde se practique esta devoción el demonio huirá y ninguna fuerza del mal os podrá tocar.
Todo aquel que ore con fe y en gracia de Dios el exorcismo de mi Amado Arcángel, se convierte en soldado de mi ejército aquí en la tierra; es poderosa armadura contra el ejército de Satanás y sus demonios; hacedlo después del rezo del Santo Rosario, para que veáis cuán grande poder os doy. Pregonad su devoción y os concederé indulgencias especiales. Os lo prometo.
Todo aquel que practique esta devoción tendrá la protección de mi Arcángel Miguel, y él, mi amado Príncipe, lo acompañará en todos sus caminos. Ni los demonios, ni las pestes, ni las tragedias, ni las catástrofes, ni las tempestades, ni el hambre, tocarán a las puertas de aquellos que oren con el exorcismo. Mi Arcángel será intercesor en esta vida y en la eternidad de todos aquellos que sean sus devotos. Hacedlo extensivo a vuestros familiares, parientes, vecinos, amigos y en general al mundo entero, para que las fuerzas del mal sean desterradas de la faz de la tierra. Uníos en oración al Corazón Inmaculado de María y a mis Ejércitos Celestiales; rezad el Santo Rosario y luego haced el Exorcismo, para que permanezcáis en victoria. Acordaos que el tiempo está cerca, sed verdaderos guerreros combatiendo junto a vuestra Madre María y a mis Ejércitos Celestiales. Sed devotos de mi Arcángel y Él, os asistirá en todas vuestras batallas espirituales. Estad pues hijos míos en gracia de Dios al orar con esta armadura y os brindaré grandes victorias sobre toda fuerza del mal.
San Miguel nos dice lo siguiente:
Hermanos: Cada vez que oréis con mi exorcismo, llamadme primero tres veces, con mi grito de combate:
"¡Quién es como Dios!
Nadie es como Dios”
Y yo vendré con la velocidad del pensamiento a asistiros en vuestra lucha espiritual. No temáis hermanos, haced mi exorcismo; soy Yo vuestro hermano Miguel y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre los que combatimos por vosotros; por lo tanto, no temáis, estamos para serviros, protegeros y amparos de todo mal y peligro.
Yo, Miguel, Príncipe de los ejércitos de mi Padre, os prometo que seré amigo e intercesor en esta vida y en la llegada a la eternidad de todos aquellos que oren y propaguen la devoción de mi exorcismo. No dejaré que ninguno de mis devotos se pierda y lo mismo haré con sus familias. Cuando llegue su hora, los llevaré a la Gloria de Dios y los presentaré ante mi Padre, sin que tengan que pasar por el Juicio de Dios.
Hermanos, os pido que al hacer mi exorcismo incluyáis las almas de los pecadores que en más peligro estén de condenarse, y las almas de los moribundos que estén en pecado mortal. Si oráis por ellas, yo intercederé ante mi Padre para que no se pierdan. Esas almas rescatadas del fuego del infierno os lo agradecerán y serán intercesoras vuestras cuando alcancen la Gloria de Dios. Orad también con mi exorcismo por la conversión de los pecadores, por la Iglesia y los Sacerdotes, para que nosotros, a través de vuestras oraciones y súplicas y por la Gracia de mi Padre, expulsemos a Jezabel (personaje bíblico) y Asmodeo (demonio que aparece en La Biblia), que están apartando a los Pastores de la Iglesia del camino del evangelio. Orad también por la paz del mundo, tan amenazada en vuestro tiempo y muy especialmente, orad por el triunfo del Inmaculado Corazón de Nuestra Señora y Reina María. Si nos llamáis, vendremos en vuestro auxilio; entended hermanos que mi Padre respeta vuestro libre albedrío, es por eso, por lo que debéis de orar y orar y más especialmente en estos tiempos de tanta oscuridad.
No olvidéis hermanos, orar con mi armadura en Gracia de Dios (confesados y comulgando), uniéndoos al Corazón Inmaculado de Nuestra Señora y Reina María, a Mí, y a los ejércitos celestiales, para que juntos desterremos de la faz de la tierra toda fuerza del mal.
“Gloria a Dios en el cielo” Aleluya, Aleluya, Aleluya.
EXORCISMO DE LEÓN XIII COMPLETO
EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES
Publicado por orden de Su Santidad León XIII
Primero debe rezarse, como todos los días el Rosario de la Virgen y después el Exorcismo del Papa León XIII. ¡Todos los días!
Jesús nos dice lo siguiente:
Hijos míos: haced el Exorcismo de mi amado Arcángel Miguel, dictado a mi siervo el Papa León XIII, todas las veces que podáis y propagad su devoción. Si supierais hijos míos las gracias y la protección que os brindo a través de esta poderosa armadura, ¡si lo supierais!, ¡entonces la utilizaríais más frecuentemente y propagaríais su devoción! Yo, vuestro Padre, a través de mi amado Arcángel Miguel., expulso y protejo de toda fuerza del mal a todos aquellos que hagan y propaguen su devoción. De los lugares donde se practique esta devoción el demonio huirá y ninguna fuerza del mal os podrá tocar.
Todo aquel que ore con fe y en gracia de Dios el exorcismo de mi Amado Arcángel, se convierte en soldado de mi ejército aquí en la tierra; es poderosa armadura contra el ejército de Satanás y sus demonios; hacedlo después del rezo del Santo Rosario, para que veáis cuán grande poder os doy. Pregonad su devoción y os concederé indulgencias especiales. Os lo prometo.
Todo aquel que practique esta devoción tendrá la protección de mi Arcángel Miguel, y él, mi amado Príncipe, lo acompañará en todos sus caminos. Ni los demonios, ni las pestes, ni las tragedias, ni las catástrofes, ni las tempestades, ni el hambre, tocarán a las puertas de aquellos que oren con el exorcismo. Mi Arcángel será intercesor en esta vida y en la eternidad de todos aquellos que sean sus devotos. Hacedlo extensivo a vuestros familiares, parientes, vecinos, amigos y en general al mundo entero, para que las fuerzas del mal sean desterradas de la faz de la tierra. Uníos en oración al Corazón Inmaculado de María y a mis Ejércitos Celestiales; rezad el Santo Rosario y luego haced el Exorcismo, para que permanezcáis en victoria. Acordaos que el tiempo está cerca, sed verdaderos guerreros combatiendo junto a vuestra Madre María y a mis Ejércitos Celestiales. Sed devotos de mi Arcángel y Él, os asistirá en todas vuestras batallas espirituales. Estad pues hijos míos en gracia de Dios al orar con esta armadura y os brindaré grandes victorias sobre toda fuerza del mal.
San Miguel nos dice lo siguiente:
Hermanos: Cada vez que oréis con mi exorcismo, llamadme primero tres veces, con mi grito de combate:
"¡Quién es como Dios!
Nadie es como Dios”
Y yo vendré con la velocidad del pensamiento a asistiros en vuestra lucha espiritual. No temáis hermanos, haced mi exorcismo; soy Yo vuestro hermano Miguel y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre los que combatimos por vosotros; por lo tanto, no temáis, estamos para serviros, protegeros y amparos de todo mal y peligro.
Yo, Miguel, Príncipe de los ejércitos de mi Padre, os prometo que seré amigo e intercesor en esta vida y en la llegada a la eternidad de todos aquellos que oren y propaguen la devoción de mi exorcismo. No dejaré que ninguno de mis devotos se pierda y lo mismo haré con sus familias. Cuando llegue su hora, los llevaré a la Gloria de Dios y los presentaré ante mi Padre, sin que tengan que pasar por el Juicio de Dios.
Hermanos, os pido que al hacer mi exorcismo incluyáis las almas de los pecadores que en más peligro estén de condenarse, y las almas de los moribundos que estén en pecado mortal. Si oráis por ellas, yo intercederé ante mi Padre para que no se pierdan. Esas almas rescatadas del fuego del infierno os lo agradecerán y serán intercesoras vuestras cuando alcancen la Gloria de Dios. Orad también con mi exorcismo por la conversión de los pecadores, por la Iglesia y los Sacerdotes, para que nosotros, a través de vuestras oraciones y súplicas y por la Gracia de mi Padre, expulsemos a Jezabel (personaje bíblico) y Asmodeo (demonio que aparece en La Biblia), que están apartando a los Pastores de la Iglesia del camino del evangelio. Orad también por la paz del mundo, tan amenazada en vuestro tiempo y muy especialmente, orad por el triunfo del Inmaculado Corazón de Nuestra Señora y Reina María. Si nos llamáis, vendremos en vuestro auxilio; entended hermanos que mi Padre respeta vuestro libre albedrío, es por eso, por lo que debéis de orar y orar y más especialmente en estos tiempos de tanta oscuridad.
No olvidéis hermanos, orar con mi armadura en Gracia de Dios (confesados y comulgando), uniéndoos al Corazón Inmaculado de Nuestra Señora y Reina María, a Mí, y a los ejércitos celestiales, para que juntos desterremos de la faz de la tierra toda fuerza del mal.
“Gloria a Dios en el cielo” Aleluya, Aleluya, Aleluya.
El Exorcismo de León XIII:
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Salmo 67.:
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian. Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
Salmo 34.:
Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí. Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte. Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición. Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate. Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Súplica a San Miguel Arcángel. :
Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstalas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-9).
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.
Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20).
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos.
Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
Exorcismo: Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesucristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero. En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo. Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre te lo manda Dios Hijo; te lo manda Dios Espíritu Santo. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza.
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas. Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios vivo, por Dios verdadero, por Dios santo, que “de tal modo amó al mundo que entregó a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.
Señor, escucha mi oración. R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos. Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De las asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro….
Y ahora rezar la siguiente oración:
PODEROSA INVOCACIÓN PARA PEDIR PROTECCIÓN:
¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Ti oh arma poderosa!
¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Tu Sangre Preciosa! Misericordioso Jesucristo Agonizante, derrama Tu Sangre Preciosa sobre las almas. Satisface nuestra sed, y vence al enemigo. Amén.
Poderosa Sangre de Salvación, combate al enemigo. (3 veces).
Y finalmente:
ORACIÓN DE COMBATE A SAN MIGUEL:
Se llama primero a San Miguel, pidiéndole permiso al Padre celestial con el rezo de un Padrenuestro. Luego se dice la oración que se enseñó para estos tiempos:
San Miguel Arcángel: Defiéndenos en la pelea contra Satanás y sus demonios; sed nuestro amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder y el permiso para que nos asistáis y que Dios haga oír su voz imperiosa para que expulse a Satanás y sus demonios que quieren hacer perder la humanidad. Que tu grito: "Quién como Dios, nadie es como Dios", someta a Satanás y sus demonios bajo nuestros pies. Amén.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Salmo 67.:
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian. Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
Salmo 34.:
Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí. Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte. Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición. Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate. Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Súplica a San Miguel Arcángel. :
Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstalas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-9).
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.
Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20).
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos.
Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
Exorcismo: Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesucristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero. En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo. Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre te lo manda Dios Hijo; te lo manda Dios Espíritu Santo. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza.
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas. Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios vivo, por Dios verdadero, por Dios santo, que “de tal modo amó al mundo que entregó a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.
Señor, escucha mi oración. R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos. Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De las asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro….
Y ahora rezar la siguiente oración:
PODEROSA INVOCACIÓN PARA PEDIR PROTECCIÓN:
¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Ti oh arma poderosa!
¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Tu Sangre Preciosa! Misericordioso Jesucristo Agonizante, derrama Tu Sangre Preciosa sobre las almas. Satisface nuestra sed, y vence al enemigo. Amén.
Poderosa Sangre de Salvación, combate al enemigo. (3 veces).
Y finalmente:
ORACIÓN DE COMBATE A SAN MIGUEL:
Se llama primero a San Miguel, pidiéndole permiso al Padre celestial con el rezo de un Padrenuestro. Luego se dice la oración que se enseñó para estos tiempos:
San Miguel Arcángel: Defiéndenos en la pelea contra Satanás y sus demonios; sed nuestro amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder y el permiso para que nos asistáis y que Dios haga oír su voz imperiosa para que expulse a Satanás y sus demonios que quieren hacer perder la humanidad. Que tu grito: "Quién como Dios, nadie es como Dios", someta a Satanás y sus demonios bajo nuestros pies. Amén.
EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES
Publicado por orden de Su Santidad León XIII
Primero debe rezarse, como todos los días el Rosario de la Virgen y después el Exorcismo del Papa León XIII. ¡Todos los días!
Jesús nos dice lo siguiente:
Hijos míos: haced el Exorcismo de mi amado Arcángel Miguel, dictado a mi siervo el Papa León XIII, todas las veces que podáis y propagad su devoción. Si supierais hijos míos las gracias y la protección que os brindo a través de esta poderosa armadura, ¡si lo supierais!, ¡entonces la utilizaríais más frecuentemente y propagaríais su devoción! Yo, vuestro Padre, a través de mi amado Arcángel Miguel., expulso y protejo de toda fuerza del mal a todos aquellos que hagan y propaguen su devoción. De los lugares donde se practique esta devoción el demonio huirá y ninguna fuerza del mal os podrá tocar.
Todo aquel que ore con fe y en gracia de Dios el exorcismo de mi Amado Arcángel, se convierte en soldado de mi ejército aquí en la tierra; es poderosa armadura contra el ejército de Satanás y sus demonios; hacedlo después del rezo del Santo Rosario, para que veáis cuán grande poder os doy. Pregonad su devoción y os concederé indulgencias especiales. Os lo prometo.
Todo aquel que practique esta devoción tendrá la protección de mi Arcángel Miguel, y él, mi amado Príncipe, lo acompañará en todos sus caminos. Ni los demonios, ni las pestes, ni las tragedias, ni las catástrofes, ni las tempestades, ni el hambre, tocarán a las puertas de aquellos que oren con el exorcismo. Mi Arcángel será intercesor en esta vida y en la eternidad de todos aquellos que sean sus devotos. Hacedlo extensivo a vuestros familiares, parientes, vecinos, amigos y en general al mundo entero, para que las fuerzas del mal sean desterradas de la faz de la tierra. Uníos en oración al Corazón Inmaculado de María y a mis Ejércitos Celestiales; rezad el Santo Rosario y luego haced el Exorcismo, para que permanezcáis en victoria. Acordaos que el tiempo está cerca, sed verdaderos guerreros combatiendo junto a vuestra Madre María y a mis Ejércitos Celestiales. Sed devotos de mi Arcángel y Él, os asistirá en todas vuestras batallas espirituales. Estad pues hijos míos en gracia de Dios al orar con esta armadura y os brindaré grandes victorias sobre toda fuerza del mal.
San Miguel nos dice lo siguiente:
Hermanos: Cada vez que oréis con mi exorcismo, llamadme primero tres veces, con mi grito de combate:
"¡Quién es como Dios!
Nadie es como Dios”
Y yo vendré con la velocidad del pensamiento a asistiros en vuestra lucha espiritual. No temáis hermanos, haced mi exorcismo; soy Yo vuestro hermano Miguel y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre los que combatimos por vosotros; por lo tanto, no temáis, estamos para serviros, protegeros y amparos de todo mal y peligro.
Yo, Miguel, Príncipe de los ejércitos de mi Padre, os prometo que seré amigo e intercesor en esta vida y en la llegada a la eternidad de todos aquellos que oren y propaguen la devoción de mi exorcismo. No dejaré que ninguno de mis devotos se pierda y lo mismo haré con sus familias. Cuando llegue su hora, los llevaré a la Gloria de Dios y los presentaré ante mi Padre, sin que tengan que pasar por el Juicio de Dios.
Hermanos, os pido que al hacer mi exorcismo incluyáis las almas de los pecadores que en más peligro estén de condenarse, y las almas de los moribundos que estén en pecado mortal. Si oráis por ellas, yo intercederé ante mi Padre para que no se pierdan. Esas almas rescatadas del fuego del infierno os lo agradecerán y serán intercesoras vuestras cuando alcancen la Gloria de Dios. Orad también con mi exorcismo por la conversión de los pecadores, por la Iglesia y los Sacerdotes, para que nosotros, a través de vuestras oraciones y súplicas y por la Gracia de mi Padre, expulsemos a Jezabel (personaje bíblico) y Asmodeo (demonio que aparece en La Biblia), que están apartando a los Pastores de la Iglesia del camino del evangelio. Orad también por la paz del mundo, tan amenazada en vuestro tiempo y muy especialmente, orad por el triunfo del Inmaculado Corazón de Nuestra Señora y Reina María. Si nos llamáis, vendremos en vuestro auxilio; entended hermanos que mi Padre respeta vuestro libre albedrío, es por eso, por lo que debéis de orar y orar y más especialmente en estos tiempos de tanta oscuridad.
No olvidéis hermanos, orar con mi armadura en Gracia de Dios (confesados y comulgando), uniéndoos al Corazón Inmaculado de Nuestra Señora y Reina María, a Mí, y a los ejércitos celestiales, para que juntos desterremos de la faz de la tierra toda fuerza del mal.
“Gloria a Dios en el cielo” Aleluya, Aleluya, Aleluya.
EXORCISMO DE LEÓN XIII COMPLETO
EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES
Publicado por orden de Su Santidad León XIII
Primero debe rezarse, como todos los días el Rosario de la Virgen y después el Exorcismo del Papa León XIII. ¡Todos los días!
Jesús nos dice lo siguiente:
Hijos míos: haced el Exorcismo de mi amado Arcángel Miguel, dictado a mi siervo el Papa León XIII, todas las veces que podáis y propagad su devoción. Si supierais hijos míos las gracias y la protección que os brindo a través de esta poderosa armadura, ¡si lo supierais!, ¡entonces la utilizaríais más frecuentemente y propagaríais su devoción! Yo, vuestro Padre, a través de mi amado Arcángel Miguel., expulso y protejo de toda fuerza del mal a todos aquellos que hagan y propaguen su devoción. De los lugares donde se practique esta devoción el demonio huirá y ninguna fuerza del mal os podrá tocar.
Todo aquel que ore con fe y en gracia de Dios el exorcismo de mi Amado Arcángel, se convierte en soldado de mi ejército aquí en la tierra; es poderosa armadura contra el ejército de Satanás y sus demonios; hacedlo después del rezo del Santo Rosario, para que veáis cuán grande poder os doy. Pregonad su devoción y os concederé indulgencias especiales. Os lo prometo.
Todo aquel que practique esta devoción tendrá la protección de mi Arcángel Miguel, y él, mi amado Príncipe, lo acompañará en todos sus caminos. Ni los demonios, ni las pestes, ni las tragedias, ni las catástrofes, ni las tempestades, ni el hambre, tocarán a las puertas de aquellos que oren con el exorcismo. Mi Arcángel será intercesor en esta vida y en la eternidad de todos aquellos que sean sus devotos. Hacedlo extensivo a vuestros familiares, parientes, vecinos, amigos y en general al mundo entero, para que las fuerzas del mal sean desterradas de la faz de la tierra. Uníos en oración al Corazón Inmaculado de María y a mis Ejércitos Celestiales; rezad el Santo Rosario y luego haced el Exorcismo, para que permanezcáis en victoria. Acordaos que el tiempo está cerca, sed verdaderos guerreros combatiendo junto a vuestra Madre María y a mis Ejércitos Celestiales. Sed devotos de mi Arcángel y Él, os asistirá en todas vuestras batallas espirituales. Estad pues hijos míos en gracia de Dios al orar con esta armadura y os brindaré grandes victorias sobre toda fuerza del mal.
San Miguel nos dice lo siguiente:
Hermanos: Cada vez que oréis con mi exorcismo, llamadme primero tres veces, con mi grito de combate:
"¡Quién es como Dios!
Nadie es como Dios”
Y yo vendré con la velocidad del pensamiento a asistiros en vuestra lucha espiritual. No temáis hermanos, haced mi exorcismo; soy Yo vuestro hermano Miguel y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre los que combatimos por vosotros; por lo tanto, no temáis, estamos para serviros, protegeros y amparos de todo mal y peligro.
Yo, Miguel, Príncipe de los ejércitos de mi Padre, os prometo que seré amigo e intercesor en esta vida y en la llegada a la eternidad de todos aquellos que oren y propaguen la devoción de mi exorcismo. No dejaré que ninguno de mis devotos se pierda y lo mismo haré con sus familias. Cuando llegue su hora, los llevaré a la Gloria de Dios y los presentaré ante mi Padre, sin que tengan que pasar por el Juicio de Dios.
Hermanos, os pido que al hacer mi exorcismo incluyáis las almas de los pecadores que en más peligro estén de condenarse, y las almas de los moribundos que estén en pecado mortal. Si oráis por ellas, yo intercederé ante mi Padre para que no se pierdan. Esas almas rescatadas del fuego del infierno os lo agradecerán y serán intercesoras vuestras cuando alcancen la Gloria de Dios. Orad también con mi exorcismo por la conversión de los pecadores, por la Iglesia y los Sacerdotes, para que nosotros, a través de vuestras oraciones y súplicas y por la Gracia de mi Padre, expulsemos a Jezabel (personaje bíblico) y Asmodeo (demonio que aparece en La Biblia), que están apartando a los Pastores de la Iglesia del camino del evangelio. Orad también por la paz del mundo, tan amenazada en vuestro tiempo y muy especialmente, orad por el triunfo del Inmaculado Corazón de Nuestra Señora y Reina María. Si nos llamáis, vendremos en vuestro auxilio; entended hermanos que mi Padre respeta vuestro libre albedrío, es por eso, por lo que debéis de orar y orar y más especialmente en estos tiempos de tanta oscuridad.
No olvidéis hermanos, orar con mi armadura en Gracia de Dios (confesados y comulgando), uniéndoos al Corazón Inmaculado de Nuestra Señora y Reina María, a Mí, y a los ejércitos celestiales, para que juntos desterremos de la faz de la tierra toda fuerza del mal.
“Gloria a Dios en el cielo” Aleluya, Aleluya, Aleluya.
El Exorcismo de León XIII:
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Salmo 67.:
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian. Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
Salmo 34.:
Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí. Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte. Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición. Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate. Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Súplica a San Miguel Arcángel. :
Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstalas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-9).
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.
Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20).
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos.
Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
Exorcismo: Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesucristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero. En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo. Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre te lo manda Dios Hijo; te lo manda Dios Espíritu Santo. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza.
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas. Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios vivo, por Dios verdadero, por Dios santo, que “de tal modo amó al mundo que entregó a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.
Señor, escucha mi oración. R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos. Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De las asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro….
Y ahora rezar la siguiente oración:
PODEROSA INVOCACIÓN PARA PEDIR PROTECCIÓN:
¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Ti oh arma poderosa!
¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Tu Sangre Preciosa! Misericordioso Jesucristo Agonizante, derrama Tu Sangre Preciosa sobre las almas. Satisface nuestra sed, y vence al enemigo. Amén.
Poderosa Sangre de Salvación, combate al enemigo. (3 veces).
Y finalmente:
ORACIÓN DE COMBATE A SAN MIGUEL:
Se llama primero a San Miguel, pidiéndole permiso al Padre celestial con el rezo de un Padrenuestro. Luego se dice la oración que se enseñó para estos tiempos:
San Miguel Arcángel: Defiéndenos en la pelea contra Satanás y sus demonios; sed nuestro amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder y el permiso para que nos asistáis y que Dios haga oír su voz imperiosa para que expulse a Satanás y sus demonios que quieren hacer perder la humanidad. Que tu grito: "Quién como Dios, nadie es como Dios", someta a Satanás y sus demonios bajo nuestros pies. Amén.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Salmo 67.:
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian. Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
Salmo 34.:
Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí. Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte. Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición. Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate. Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Súplica a San Miguel Arcángel. :
Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstalas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-9).
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.
Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20).
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos.
Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
Exorcismo: Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesucristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero. En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo. Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre te lo manda Dios Hijo; te lo manda Dios Espíritu Santo. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza.
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas. Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios vivo, por Dios verdadero, por Dios santo, que “de tal modo amó al mundo que entregó a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.
Señor, escucha mi oración. R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos. Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De las asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro….
Y ahora rezar la siguiente oración:
PODEROSA INVOCACIÓN PARA PEDIR PROTECCIÓN:
¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Ti oh arma poderosa!
¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Tu Sangre Preciosa! Misericordioso Jesucristo Agonizante, derrama Tu Sangre Preciosa sobre las almas. Satisface nuestra sed, y vence al enemigo. Amén.
Poderosa Sangre de Salvación, combate al enemigo. (3 veces).
Y finalmente:
ORACIÓN DE COMBATE A SAN MIGUEL:
Se llama primero a San Miguel, pidiéndole permiso al Padre celestial con el rezo de un Padrenuestro. Luego se dice la oración que se enseñó para estos tiempos:
San Miguel Arcángel: Defiéndenos en la pelea contra Satanás y sus demonios; sed nuestro amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder y el permiso para que nos asistáis y que Dios haga oír su voz imperiosa para que expulse a Satanás y sus demonios que quieren hacer perder la humanidad. Que tu grito: "Quién como Dios, nadie es como Dios", someta a Satanás y sus demonios bajo nuestros pies. Amén.
viernes, 23 de septiembre de 2016
SALMO PARA EL CAMINO
Indícame tus caminos,
Señor; enséñame tus sendas.
Que en mi vida se abran caminos de paz y bien, caminos de justicia y libertad.
Que en mi vida se abran sendas de esperanza, sendas de igualdad y de servicio.
Encamíname fielmente, Señor.
Que en mi vida se abran caminos de paz y bien, caminos de justicia y libertad.
Que en mi vida se abran sendas de esperanza, sendas de igualdad y de servicio.
Encamíname fielmente, Señor.
Enséñame tú que eres mi Dios y Salvador.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu lealtad nunca se acaban;
no te acuerdes de mis pecados.
Acuérdate de mí con tu lealtad, por tu bondad, Señor.
Tú eres bueno y recto, y enseñas el camino a los desorientados.
Encamina a los humildes por la rectitud, enseña a los humildes su camino.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu lealtad nunca se acaban;
no te acuerdes de mis pecados.
Acuérdate de mí con tu lealtad, por tu bondad, Señor.
Tú eres bueno y recto, y enseñas el camino a los desorientados.
Encamina a los humildes por la rectitud, enseña a los humildes su camino.
Tus sendas son la lealtad y la fidelidad,
para los que guardan tu alianza y tus mandatos.
Porque eres bueno, perdona mi culpa.
Cuando te soy fiel, Señor, tú me enseñas un camino cierto.
Puesto mis ojos puestos en tí, que me libras de mis amarras y ataduras.
Vuélvete hacia mí y ten piedad, pues estoy solo y afligido.
Ensancha mi corazón encogido y sácame de mis angustias.
para los que guardan tu alianza y tus mandatos.
Porque eres bueno, perdona mi culpa.
Cuando te soy fiel, Señor, tú me enseñas un camino cierto.
Puesto mis ojos puestos en tí, que me libras de mis amarras y ataduras.
Vuélvete hacia mí y ten piedad, pues estoy solo y afligido.
Ensancha mi corazón encogido y sácame de mis angustias.
Mira mis trabajos y mis penas, y perdona todos mis pecados.
Señor, guarda mi vida y líbrame de mí mismo.
Señor, que salga de mi concha y vaya hacia ti,
y que no quede defraudado de haberme confiado a ti.
Indícame tus caminos, Señor, tú que eres el Camino.
Señor, guarda mi vida y líbrame de mí mismo.
Señor, que salga de mi concha y vaya hacia ti,
y que no quede defraudado de haberme confiado a ti.
Indícame tus caminos, Señor, tú que eres el Camino.
Hazme andar por el sendero de la verdad, tú que eres la Verdad del
hombre.
Despierta en mí el manantial de la vida, tú que eres la Vida de cuanto existe.
Despierta en mí el manantial de la vida, tú que eres la Vida de cuanto existe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
(Ps. 24)
jueves, 15 de septiembre de 2016
Oración para perdonar
Oración para perdonar
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Padre
de misericordia, fuente de todo amor y perdón, enséñame a perdonar de corazón a
todos los que me han hecho daño, enséñame a perdonar con un corazón sincero y
generoso, sin temor, resentimientos, condiciones, límites...
Padre
de misericordia, en pocas ocasiones soy ofendido/a, pero en muchas me he
sentido ofendido/a. Sé muy bien que sufre más el que odia, que el que es
odiado, porque el corazón de quien odia es consumido por el resentimiento y no
puede soñar, volar y ser feliz, por favor quita de mi corazón todos los
sentimientos negativos que me atormentan, libérame.
Padre
misericordioso, envía tu Espíritu Santo sobre mí para que me recuerde que no es
necesario que me pidan perdón o perdonar de palabra, sé que basta con un saludo,
una mirada, una sonrisa... también pido a tu Espíritu que sane mi corazón,
sobre todo de las heridas profundas que tardan en sanar, pídele que me regale
su fortaleza y constancia para perdonar una y otra vez hasta que mi corazón sea
sanado.
Padre
misericordioso, reconozco con humildad que mi corazón no es lo suficientemente
fuerte, sabio, bondadoso, sincero y libre para perdonar, he intentado muchas
veces perdonar pero no puedo... Padre misericordioso te pido cambies mi corazón
por el tuyo, basta con que tu Sagrado Corazón esté conmigo un instante, pero
con ese momento estoy convencido de que mi proceso de perdonar será más
sencillo.
Padre
misericordioso, regálame tu corazón para aprender a perdonar.
Padre
misericordioso, regálame tu corazón para vivir sin rencor.
Padre
misericordioso, regálame tu corazón para ser feliz. Amén.
martes, 13 de septiembre de 2016
La Santa Cruz
PERSIGNARSE
Por la
señal de la santa cruz
de
nuestros enemigos
líbranos,
Señor, Dios nuestro.
En el
nombre del Padre
y del
Hijo
y del
Espíritu Santo.
Amén.
jueves, 1 de septiembre de 2016
LETANÍAS A LA DIVINA PROVIDENCIA
LETANÍAS A LA DIVINA PROVIDENCIA
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-Señor, ten piedad de
nosotros
-Cristo, ten piedad de nosotros -Señor, ten piedad de nosotros -Cristo, óyenos -Cristo, escúchanos |
Se repite
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-Dios, Padre
celestial,
-Dios, Hijo Redentor del mundo, -Dios, Espíritu Santo, -Trinidad Santa, Un solo Dios, -Dios, en quien vivimos, nos movemos y somos, -Tú, que creaste el cielo, la tierra y el mar, -Tú, que creaste las cosas según su medida, número y peso, -Tú, que equilibraste los cielos con tu mano y señalaste sus límites al mar, -Tú, que lo diriges todo según el designio de tu voluntad, -Tú, Dios omnipotente y sapientísimo, -Tú, que abres tu mano y colmas de bendiciones a todos los vivientes, -Tú, que haces salir el sol sobre los justos y pecadores, -Tú, que alimentas las aves del cielo y vistes los lirios del campo, -Tú, Dios lleno de bondad y de misericordia, -Tú, que diriges todo al bien de los que te aman, -Tú, que envías la tribulación para probarnos y perfeccionarnos, -Tú, que sanas a los heridos y levantas a los abatidos del corazón, -Tú, que premias con alegría eterna la paciencia cristiana, -Padre de bondad y Dios de todo consuelo, |
Ten piedad de
nosotros.
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-Senos
propicio
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Perdónanos, Jesús.
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-Senos propicio
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Escúchanos, Jesús.
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-De todo mal,
-De todo pecado, -De tu ira, -De la peste, el hambre y la guerra, -Del rayo y de la tempestad, -Del granizo, de la lluvia y de la sequía destructores, -De la pérdida de las cosechas y de la carestía, -De toda desconfianza en tu divina Providencia, -De la murmuración y quejas contra tus santas disposiciones, -Del desánimo y la impaciencia, -De la excesiva preocupación de las cosas temporales, -Del abuso de tus gracias y beneficios, -De la insensibilidad para con el prójimo, -En el día del juicio, |
Líbranos, Jesús.
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-Nosotros,
pecadores,
-Que siempre confiemos en tu divina Providencia, -Que no seamos arrogantes en la buena fortuna, ni desalentados en la calamidad, -Que nos sometamos filialmente a todas tus disposiciones, -Que alabemos tu Nombre cuando quieras darnos algo o cuando quieras quitárnoslo, -Que nos des lo necesario para la conservación de nuestra vida, -Que te dignes bendecir nuestros esfuerzos y trabajos, -Que te dignes darnos fortaleza y paciencia en todas las adversidades, -Que te dignes conducirnos por la tribulación a la enmienda, -Que te dignes concedernos la alegría eterna por los padecimientos temporales, |
Te rogamos, óyenos
|
-Cordero de Dios, que
quitas los pecados del mundo,
|
Perdónanos, Jesús.
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-Cordero de Dios, que
quitas los pecados del mundo,
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Óyenos, Jesús.
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-Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo,
|
Ten misericordia de
nosotros Jesús.
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Oración.
Omnipotente y sempiterno Dios que nos has concedido a tus siervos el don de
conocer la gloria de la eterna Trinidad en la confesión de la verdadera fe, y
la de adorar la unidad en el poder de tu majestad; te rogamos que por la
firmeza de esta misma fe, nos libres siempre de todas las adversidades. Por
Cristo Nuestro Señor. Amén.
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