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miércoles, 26 de octubre de 2016

*Petición para que las murallas caigan y las puertas se abran*

"Durante seis días dieron a diario una vuelta alrededor de la ciudad y volvieron al campamento. Al séptimo día los israelitas se levantaron de madrugada y dieron la vuelta en torno a Jericó... A la séptima vez, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, Josué ordenó al pueblo: Den su grito de guerra, porque Yahvé les ha entrega-do la ciudad... El pueblo gritó y se tocaron las trompetas. En ese preciso momento se derrumbaron los muros de la ciudad. Entonces cada uno avanzó sobre la parte de la ciudad que tenía a su frente" (Jos 6, 14-20)”.

Poderoso Dios, que eres Padre, Hijo y Espíritu Santo, en unión con la Virgen María y con todos los santos ángeles y los santos te pedimos que derrumbes toda muralla levantada por Satanás para impedirnos movernos, para impedir que nos acerquemos a ti, para impedirnos caminar el camino de la salvación.

En el Nombre de Jesús te pedimos Padre eterno y todopoderoso derrumba toda muralla levantada por Satanás para impedirnos seguirte y servirte, para impedirnos de acercarnos a la Iglesia, a los sacramentos, a la Santa Misa.

Padre santo derriba toda muralla que haya colocado el enemigo tuyo y nuestro para impedirnos amar, para impedir matrimonios y familias consagra-das a Dios, para imposibilitar la fertilidad en el matrimonio, para impedirnos crecer espiritualmente, para impedirnos el acercamiento, la reconciliación, y unidad de la Santa Trinidad a mi familia, a Dios y al prójimo, para impedirnos prosperar.

"Yo te he llevado de la mano para que las naciones se rindan a tu paso y que desarmes a los reyes. Hice que las puertas de las ciudades se abrieran ante ti y que no volvieran a cerrarse Yo iré delante de ti y aplanaré las pendientes, destrozaré las puertas de bronce y romperé las trancas de hierro. Te daré los tesoros secretos y las riquezas escondidas, para que sepas que Yo soy Yahvé, el Dios de Israel que te llamó por tu nombre" (Is 45, 1-3”).

En el nombre de Jesucristo destruye todo cerco, cautiverio satánico, todo encierro en el que nos haya colocado Satanás para aislarnos del amor de Dios, del amor de familia, y que impide que llevemos vida de comunidad. Que en el nombre de Jesús sean derribadas todas las murallas, los cercos.

En el nombre de Jesucristo, Padre celestial abre las puertas que Satanás cerró en nuestras vidas, puertas que tienen que estar abiertas a Dios. Señor Jesucristo pronuncia sobre todos nosotros tus hijos tu Palabra poderosa: Effetá, effetá, effetá.

En el nombre de Jesucristo cerramos todas las puertas a Satanás para que nunca más pueda entrar por ellas para robar, para dañar, para destruir, para perturbar, arruinar, para matar. Abre Jesús con el poder de tu Sangre todas las puertas del Reino de los cielos para que pueda tener acceso a ti, a tu amor, a tus bendiciones. Cumple Señor todas tus promesas en nosotros y en toda nuestra familia. Insértanos dentro del Reino de los cielos, pues Tú Señor nos bautizaste, somos hijos de Dios y herederos de tu Reino, herederos de tu amor, de tus bendiciones, de tus promesas.

"He venido a traer fuego a la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo" (Lc 12, 49). "Y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran" (He 2, 3-4).


Padre eterno, en el nombre de Jesucristo, haz de mí, de cada miembro de mi familia antorchas de fuego, porque llevamos el fuego de tu Santo Espíritu. Así como en tiempos pasados acompañaste a tu pueblo rodeándolo con una muralla protectora de fuego, te pedimos lo mismo para tu Iglesia, para el pueblo de Dios, para nuestra familia. Que todo cuanto venga en contra nuestra, sea destruido por el fuego de Dios inmediatamente. Amén.


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