Que la Sangre de Cristo nos cubra y nos proteja a nosotros, a nuestros familiares, amigos, seres queridos y a todos nuestros bienes materiales y espirituales. Amen
Parte III
Las 6 puertas que le abrimos al enemigo
Hemos dicho que hay 3 puertas en las que el responsable es uno, el interesado. Dos ya la tratamos anteriormente y son: El pecado y el ocultismo, que es el trato con el enemigo a través de distintos fenómenos. Pero no he comentado por ejemplo, pero que es muy usual, el uso del pentagrama o pentáculo, la estrella de 5 puntas que la Nueva Era ha ido introduciendo en todas partes hasta en Navidades.
La estrella del Señor o la estrella de David es de 6 puntas pues, la de 5 es el símbolo satánico más antiguo de la humanidad. por desgracia tan introducido en tantos lugares.
El Odio o Rencor:
El odio o rencor es lo más tóxico, lo que más envenena y, lo que más facilita a los demonios entrar en el corazón de una persona. Por eso, en todo proceso de liberación además de ver cómo camina la persona espiritualmente debe estar acompañada y ayudada por el sacerdote de la parroquia o alguien que esté muy cerca de ella, que además de mirar que no acude a nada de ocultismo, hay que empezar a trabajar siempre el rencor, hay que empezar a perdonar.
El perdón, es lo más sanador y el rencor lo que más daño nos hace.
Cuando nos hacen un daño físico, moral o emocional, pues, además de ese daño, podemos conseguir que el corazón se pervierta y nos hagamos malos, que seamos resentidos.
¿Qué es el rencor? El rencor es resentir, osea, volver a sentir. Mantener la herida constantemente abierta, produciendo una tristeza y una agresividad terrible, que lleva al deseo de venganza y nos puede llevar a hacer daño, inclusive no puede llevar a practicar brujerías.
Yo me he encontrado con casos de personas que, han sido rechazadas por sus familiares y que, mientras no han empezado a trabajar este efecto del perdón, no ha habido manera. Recuerdo además, otro caso en que, una persona tenía unas enfermedades que los médicos no se explicaban, y resulta que había sido muy maltratada y tenía un rencor terrible que, le suscitaba todas esas afecciones, todas esas enfermedades. En cuanto empezó a trabajar el perdón, cambio completamente hasta de peso y de aspecto, era otra persona.
Para esto, hay que saber primero, que el perdonar es un acto de voluntad. La gente dice, es que no consigo perdonar no!!.
Jaime Balmes explicaba, que el camino de la cabeza al corazón es muy largo. Perdonar es una decisión. Yo tomo la decisión de no odiar más a esta persona, de no desearle el mal ni hacerle daño. Tomó la decisión de desearle el bien, desearle la conversión, que deje de actuar. Perdonar es un acto unilateral. Yo no necesito que la persona se arrepienta para perdonarla. La reconciliación no se puede llevar a cabo o se puede producir hasta que, el otro no se arrepienta, pero yo le puedo dar el perdón y, con eso estoy quitando en el principal obstáculo para que el Señor ayude a esa persona a convertirse.
¿A quién tenemos que perdonar? hay que perdonar a todo el mundo!!! empezando muchas veces por nuestros padres, con los padres siempre se suscitan cosas que perdonar.
A los hijos, a los cónyuges y a las personas más cercanas, pero, no hay que dejar a nadie sin perdonar!! ahí también que ir viendo heridas que uno pueda tener, y no olvidemos que esas heridas pueden estar en el subconsciente porque haya sido algo tan duro que no somos capaces de cargar con ellos conscientemente. También puede estar en el inconsciente, es la etapa desde la concepción hasta los dos o tres primeros meses de vida extrauterina. Pero, todos esos fenómenos que se han producido de rechazo, el bebé lo ha percibido por neurotransmisores y por hormonas, de ahí ha podido generar una vida de rechazo, de rencor que hay que sanar poniéndola con la oración en las manos del Señor.
Primero, hay que perdonar a los demás, segundo, voy a decir una cosa que puede sonar a blasfemia, pero qué es importantísima y es que hay que perdonar a Dios, porque muchas veces utilizamos a Dios de cosas de las que Dios por supuesto no tiene culpa y el perdonar a Dios es el reconocimiento de que estábamos equivocados y que lo habíamos enfocado mal.
En tercer lugar y lo más difícil hay que perdonarnos a nosotros mismos, eso es un don de Dios , una gracia de Dios que el Señor nos conceda perdonarnos, pues, muchas veces hemos perdonado a los demás, inclusive, hemos perdonado a Dios. Aceptamos que Dios no tiene la culpa de nada, pero seguimos reprochandonos aún después de confesarnos.
Seguimos con la autoestima por el suelo, seguimos con un espíritu de culpa inadecuado tremendo que nos impide salir.
Es importantísimo perdonarse, porque el Señor nos dijo, amarás al prójimo como a ti mismo. Si tú no te quieres como Dios te ama, como te aceptas con tus virtudes y tus limitaciones? no puedes querer a los demás!!! Cuántas veces uno ve que hablas con alguien, y esta totalmente metido en su dolor que no escucha. Esta persona no es capaz de empatizar, porque está absorbida por su dolor. Hay que perdonar, hay que hacer oraciones de perdón que nos ayude a poner en manos del Señor, esos aspectos que tenemos que perdonar.
Que la Sangre de Cristo nos cubra y nos proteja a nosotros, a nuestros familiares, amigos, seres queridos y a todos nuestros bienes materiales y espirituales. Amen
No hay comentarios:
Publicar un comentario