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jueves, 10 de mayo de 2018

JUEVES: Dia del sacerdocio. Dia Eucarístico. Oramos por la Iglesia en General y en contra del sacerdocio satánicos. Del maleficio y la Idolatría

JUEVES: Día del sacerdocio. Día Eucarístico.  Oramos por la Iglesia en General y en contra del sacerdocio satánicos.  Del maleficio y la Idolatría

Por la Iglesia de Dios 


Oración a San Miguel Arcángel del papa León XIII

San Miguel Arcángel, defiéndenos en el combate contra las maldades e insidias del demonio. Se nuestra ayuda, te rogamos suplicantes. ¡Que el Señor nos lo conceda! Y tú, príncipe de las milicias celestiales, con el poder que te viene de Dios arroja en el infierno a Satanás y a los otros espíritus malignos que ambulan por el mundo para la perdición de las almas.

Oración a San Miguel
(Papa León XIII, 18 de mayo de 1890; Acta Apostolicae Sedis, p. 743)_

¡Oh glorioso príncipe de las milicias celestes, san Miguel arcángel, defiéndenos en el combate y en la terrible lucha que debemos sostener contra los principados y las potencias, contra los príncipes de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos! Ven en auxilio de los hombres que Dios ha creado inmortales, que formó a su imagen y semejanza y que rescató a gran precio de la tiranía del demonio. Combate en este día, con el ejército de los santos ángeles, los combates del Señor como en otro tiempo combatiste contra Lucifer, el jefe de los orgullosos, y contra los ángeles apóstatas que fueron impotentes de resistirte y para quien no hubo nunca jamás lugar en el cielo. Si ese monstruo, esa antigua serpiente que se llama demonio y Satán, él que seduce al mundo entero, fue precipitado con sus ángeles al fondo del abismo.

Pero he aquí que ese antiguo enemigo, este primer homicida ha levantado ferozmente la cabeza. Disfrazado como ángel de luz y seguido de toda la turba y seguido de espíritu malignos, recorre el mundo entero para apoderarse de él y desterrar el Nombre de Dios y de su Cristo, para hundir, matar y entregar a la perdición eterna a las almas destinadas a la eterna corona de gloria. Sobre hombres de espíritu perverso y de corazón corrupto, este dragón malvado derrama también, como un torrente de fango impuro el veneno de su malicia infernal, es decir el espíritu de mentira, de impiedad, de blasfemia y el soplo envenado de la impudicia, de los vicios y de todas las abominaciones. Enemigos llenos de astucia han colmado de oprobios y amarguras a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado, y sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales. Aun en este lugar sagrado, donde fue establecida la Sede de Pedro y la cátedra de la Verdad que debe iluminar al mundo, han elevado el abominable trono de su impiedad con el designio inicuo de herir al Pastor y dispersar al rebaño.

Te suplicamos, pues, Oh príncipe invencible, contra los ataques de esos espíritus réprobos, auxilia al pueblo de Dios y dale la victoria. Este pueblo te venera como su protector y su patrono, y la Iglesia se gloría de tenerte como defensor contra los malignos poderes del infierno. A ti te confió Dios el cuidado de conducir a las almas a la beatitud celeste. ¡Ah! Ruega pues al Dios de la paz que ponga bajo nuestros pies a Satanás vencido y de tal manera abatido que no pueda nunca más mantener a los hombres en la esclavitud, ni causar perjuicio a la Iglesia. Presenta nuestras oraciones ante la mirada del Todopoderoso, para que las misericordias del Señor nos alcancen cuanto antes. Somete al dragón, la antigua serpiente que es diablo y Satán, encadénalo y precipítalo en el abismo, para que no pueda seducir a los pueblos. Amén

- He aquí la Cruz del Señor, huyan potencias enemigas.
Venció el León de Judá, el retoño de David
-Que tus misericordias, Oh Señor se realicen sobre nosotros.
Como hemos esperado de ti.
-Señor, escucha mi oración
Y que mis gritos se eleven hasta ti.

Oh Dios Padre Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu Santo Nombre, e imploramos insistentemente tu clemencia para que por la intercesión de María inmaculada siempre Virgen, nuestra Madre, y del glorioso san Miguel arcángel, te dignes auxiliarnos contra Satán y todos los otros espíritus inmundos que recorren la tierra para dañar al género humano y perder las almas. Amén

ORACIONES CONTRA EL MALEFICIO (del ritual griego):

Señor oh Soberano de los siglos Omnipotente y Todopoderoso; tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con tu Santa Voluntad; tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno 7 veces más ardiente, y que protegiste y salvaste a tus 3 niños Santos; tú que eres doctor y médico de nuestras almas. Tu que eres la salvación de aquellos que se dirigen a ti, te pido y te invocamos ¡has vana, expulsa, y pon en fuga a toda potencia diabólica!; toda presencia y maquinación Satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de ojo de personas maléficas y malvadas, realizados sobre tu siervo y sobre estos siervos tuyos. Has que en cambio de la envidia y el maleficio, obtengan abundancia de bienes, fuerza, éxito y caridad. Tu Señor que amas a los hombres, extiende tu mano poderosa y tus brazos altísimos y potentes y ¡ven a socorrer y a visitar estas pobres imágenes tuyas, mandando sobre ellas el Ángel de la Paz!, fuerte y protector de sus almas y de sus cuerpos, que mantendrá alejado y expulsará cualquier fuerza malvada; todo envenenamiento y hechicería de personas corruptas y envidiosas, de modo que debajo de ti, tu suplicante protegido siervo te cante con gratitud: “El Señor es mi salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre. No tendré temor del mal porque tú estás conmigo. Tu eres mi Dios, mi fuerza, mi Poderoso Señor”.

Señor de la Paz, Padre de los siglos futuros, si Señor Dios nuestro ¡ten compasión de tu Imagen y salva a tu siervo de todo daño! ¡Salva a este pueblo de toda amenaza procedente del maleficio y protégelo!, protégelo por encima de todo mal, por la intercesión de la más que bendita y gloriosa Señora, la Madre de Dios y Siempre Virgen María; de los resplandecientes Arcángeles y de todos tus Santos.

ORACION CONTRA TODO MAL:

Espíritu del Señor ¡Espíritu de Dios! Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad Inmaculada; Ángeles, Arcángeles y Santos del Paraíso, descended sobre mi y sobre este pueblo. Fúndeme Señor, modélame, lléname de ti y utilízame. Dame fuerza y poder para poder expulsar de toda persona la fuerza del Mal. Cubre a tu siervo con el Poder del Altísimo para que pueda liberar a este pueblo.

Expulsa de mí todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar bien y hacer el bien. Revísteme con la armadura de la fe, lléname con la fuerza de tu Espíritu, lléname con el fuego de tu amor para que pueda liberar a estos hijos tuyos. Expulsa de ellos y de mi los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica, la posesión diabólica y la obsesión y perfidia; todo lo que es mal, pecado...

...la envidia y los celos; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.

Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguno de estos que están aquí. Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en el Nombre de Jesucristo el Salvador, y por la intercesión de la Virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan y que los molestan, que nos abandonen inmediatamente, que abandones a todos los que están aquí definitivamente y que se vayan al infierno eterno, encadenados por San Miguel Arcángel, por San Gabriel, por San Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada. Yo se los ordeno en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

(Se ponen de pie y uds. con sus propias palabras expulsan los demonios que creen que los atacan: del alcoholismo, de la pornografía –expúlsalos diciendo- aléjate de aquí en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo)

San Miguel Arcángel se haga presente en medio de esta asamblea, que descienda envuelto en esa llama de fuego ¡que ate y amordace a todos los espíritus malignos, que estén perturbándonos en nuestra familia, en nuestra casa, en nuestra salud, en nuestro trabajo! ¡Salgan de aquí, yo se los ordeno en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo! 

Amen

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